El silencio puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Como abogado penalista, he visto a personas arruinar sus casos por hablar cuando debían callar, y a otras perder oportunidades por guardar silencio cuando convenía declarar. Saber cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio no es solo una cuestión estratégica, sino un derecho fundamental que puede determinar el rumbo de tu vida.
Si estás leyendo esto, probablemente te encuentres en una encrucijada legal donde cada palabra cuenta. Entiendo perfectamente esa sensación de incertidumbre. Te prometo que al finalizar este artículo, tendrás las herramientas necesarias para tomar una decisión informada sobre cuándo hablar y cuándo callar en un procedimiento legal. Analizaremos desde el primer contacto con las autoridades hasta la fase de juicio oral, pasando por todas las etapas intermedias donde tu voz —o tu silencio— pueden marcar la diferencia.
El derecho a no declarar contra uno mismo: fundamento constitucional y legal
Antes de profundizar en las situaciones específicas donde conviene declarar o guardar silencio, es fundamental entender que no estamos hablando de una simple estrategia, sino de un derecho constitucional. El artículo 24.2 de la Constitución Española reconoce expresamente «el derecho a no declarar contra sí mismo» y «a no confesarse culpable» como garantías fundamentales del proceso.
Este derecho se desarrolla en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, concretamente en el artículo 520.2, que establece que toda persona detenida debe ser informada de su «derecho a guardar silencio no declarando si no quiere, a no contestar alguna o algunas de las preguntas que le formulen, o a manifestar que sólo declarará ante el juez».
¿Quieres saber por qué esto es tan importante? Porque significa que el silencio nunca puede interpretarse como una admisión de culpabilidad. El Tribunal Constitucional ha sido claro al respecto: el silencio del acusado no puede utilizarse como indicio de culpabilidad ni puede generar consecuencias negativas para su defensa.
Sin embargo, aquí viene lo que nadie te cuenta… aunque el silencio es un derecho, ejercerlo no siempre es la mejor estrategia. Cada caso es único y requiere un análisis personalizado.
Primer contacto con la policía: ¿declarar o guardar silencio?
El momento en que la policía te aborda, ya sea en la calle, en tu domicilio o al presentarte voluntariamente en comisaría, es posiblemente uno de los más críticos. Es aquí donde muchas personas cometen errores irreparables por desconocimiento de sus derechos.
Si eres detenido, la regla general es que resulta preferible guardar silencio hasta consultar con un abogado. El artículo 520 LECrim garantiza tu derecho a entrevistarte reservadamente con un letrado antes de prestar declaración. Aprovecha este derecho.
Desde mi experiencia en casos donde ha sido crucial determinar cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio, he observado que las declaraciones precipitadas en comisaría suelen ser contraproducentes. La tensión, el desconocimiento del expediente y la ausencia de una estrategia defensiva clara pueden llevarte a realizar manifestaciones que posteriormente resulten perjudiciales.
No obstante, existen excepciones a esta regla general:
- Si tienes una coartada sólida y verificable de inmediato
- Si puedes aportar información que desvirtúe completamente la sospecha
- Si tu colaboración puede conducir a la finalización anticipada del procedimiento
Veamos por qué este detalle marca la diferencia: una declaración policial no tiene valor probatorio por sí misma, pero puede ser utilizada en el juicio para evidenciar contradicciones con declaraciones posteriores, minando así tu credibilidad.
Interacción con agentes de la autoridad en controles rutinarios
En situaciones como controles de alcoholemia, identificaciones en la vía pública o inspecciones administrativas, existe la obligación de identificarse correctamente. Sin embargo, no estás obligado a responder preguntas que puedan incriminarte.
El artículo 383 del Código Penal tipifica como delito la negativa a someterse a las pruebas de alcoholemia, pero esto no implica que debas hacer manifestaciones sobre cuándo, dónde o cuánto has bebido. En estos casos, la prudencia aconseja limitarse a cumplir con la prueba requerida sin ofrecer información adicional que pueda ser utilizada en tu contra.
La declaración ante el juez instructor: momentos decisivos para hablar o callar
La comparecencia ante el juez instructor representa un punto de inflexión en el procedimiento penal. A diferencia de la declaración policial, la judicial se realiza con plenas garantías y tiene valor probatorio.
En mi opinión como abogado penalista experto en situaciones donde hay que valorar cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio, la declaración ante el juez instructor debe abordarse con una estrategia defensiva clara y después de un conocimiento exhaustivo del expediente.
Aquí es donde cobra especial relevancia el asesoramiento legal. El artículo 775 LECrim establece que, antes de tomar declaración al investigado, el juez le informará de sus derechos y de los hechos que se le imputan. Este es un momento crucial para evaluar:
- El material probatorio existente contra ti
- Las posibles líneas de defensa
- Las consecuencias de cada posible declaración
Factores determinantes para decidir declarar ante el juez
Conviene declarar ante el juez instructor cuando:
- Puedes ofrecer una versión coherente y verificable de los hechos
- Existen pruebas objetivas que respaldan tu inocencia
- Tu declaración puede aclarar malentendidos o interpretaciones erróneas
- Tienes la oportunidad de contextualizar hechos que, aislados, podrían parecer incriminatorios
Es preferible guardar silencio cuando:
- No se tiene acceso completo al expediente
- Las pruebas contra ti son ambiguas o interpretables
- Existe riesgo de contradicciones con declaraciones previas
- La estrategia defensiva aún no está completamente definida
Aquí viene lo que nadie te cuenta: el silencio parcial también es una opción. El artículo 520.2.b) LECrim reconoce expresamente el derecho «a no contestar alguna o algunas de las preguntas que le formulen». Esto significa que puedes responder selectivamente, abordando solo aquellos aspectos que beneficien a tu defensa.
El dilema en la fase intermedia: modificar la estrategia de declaración
Entre la instrucción y el juicio oral existe una fase intermedia donde, a la luz de las diligencias practicadas, puede ser necesario reconsiderar la estrategia inicial sobre cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio.
Si inicialmente optaste por guardar silencio, pero durante la instrucción han surgido elementos favorables a tu defensa, puede ser el momento de solicitar una ampliación de tu declaración conforme al artículo 400 LECrim. Esta disposición establece que «el procesado podrá declarar cuantas veces quiera, y el Juez le recibirá inmediatamente la declaración si tuviere relación con la causa».
Por el contrario, si declaraste inicialmente pero han aparecido pruebas que contradicen tu versión, la estrategia podría reorientarse hacia un silencio selectivo en fases posteriores.
Cuando una persona llega al despacho tras haber sido citada para declarar, lo primero que explicamos es que la estrategia sobre declarar o callar no es inmutable, sino que debe adaptarse a la evolución del procedimiento y al material probatorio disponible en cada momento.
El escrito de defensa como alternativa a la declaración oral
Una opción frecuentemente subestimada es utilizar el escrito de defensa no solo como un trámite procesal, sino como un vehículo para presentar tu versión de los hechos de manera estructurada y sin el estrés de un interrogatorio.
El artículo 652 LECrim permite que en el escrito de defensa se presenten «las pruebas de que intente valerse, presentando una lista de peritos y testigos». Este documento puede incluir una narración alternativa de los hechos que, sin constituir técnicamente una declaración, permite al tribunal conocer tu versión.
¿Quieres saber por qué este detalle marca la diferencia? Porque un escrito de defensa bien elaborado puede sentar las bases de tu narrativa sin exponerte a preguntas incisivas o potencialmente comprometedoras.
La declaración en el juicio oral: el momento de la verdad
El juicio oral representa la culminación del proceso penal y, posiblemente, la última oportunidad para que tu voz sea escuchada. Es en esta fase donde la decisión sobre cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio adquiere su máxima trascendencia.
El artículo 739 LECrim establece que el acusado puede declarar en último lugar, lo que te proporciona la ventaja estratégica de conocer previamente todas las pruebas practicadas en el juicio.
Desde mi experiencia en casos complejos donde ha sido crucial determinar si convenía declarar o guardar silencio, he comprobado que la declaración en el juicio oral puede ser determinante cuando:
- Las pruebas practicadas han debilitado la acusación
- Existen contradicciones en los testimonios de cargo
- Tu versión puede aportar una explicación alternativa y coherente de los hechos
- Tu testimonio resulta creíble y puede generar duda razonable
Por el contrario, el silencio puede ser la mejor opción cuando:
- Las pruebas de cargo son débiles o insuficientes
- Existe riesgo de contradicciones con declaraciones previas
- La acusación no ha logrado desvirtuar la presunción de inocencia
- Tu testimonio podría revelar información perjudicial no conocida hasta ese momento
El impacto psicológico de declarar o guardar silencio en el tribunal
Aunque jurídicamente el silencio no puede interpretarse como indicio de culpabilidad, no podemos ignorar el impacto psicológico que puede tener en el tribunal. La decisión entre hablar o callar también tiene una dimensión humana que debe ser considerada.
Un testimonio sincero, coherente y emotivo puede conectar con el tribunal a un nivel que trasciende lo puramente jurídico. Por otro lado, un silencio digno y respaldado por una defensa técnica sólida puede transmitir confianza en la insuficiencia de las pruebas de cargo.
Veamos por qué este detalle marca la diferencia: la credibilidad no solo se construye con palabras, sino también con actitudes. La forma en que afrontas el proceso, incluida tu decisión de declarar o no, forma parte de la imagen que proyectas ante el tribunal.
¿Estás implicado en un procedimiento donde debes decidir entre declarar o callar? Esto es lo que debes saber
Si te encuentras en la difícil posición de tener que decidir cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio, hay varios factores críticos que debes considerar:
Evaluación del material probatorio existente
Antes de tomar cualquier decisión sobre declarar o guardar silencio, es fundamental realizar un análisis exhaustivo de las pruebas que obran en el expediente. Este análisis debe considerar:
- La solidez de las pruebas de cargo
- Las contradicciones o debilidades en la investigación
- Las pruebas favorables a tu defensa
- Los testimonios de testigos y su credibilidad
Solo con un conocimiento profundo del expediente es posible tomar una decisión informada sobre la conveniencia de declarar o guardar silencio. El artículo 118 LECrim garantiza el derecho del investigado a conocer los hechos que se le atribuyen y las actuaciones procesales, precisamente para poder ejercer eficazmente su defensa.
Consideración del momento procesal
La oportunidad de tu declaración es tan importante como su contenido. Cada fase del procedimiento ofrece ventajas e inconvenientes:
- Fase policial: Máxima precaución. Generalmente es preferible guardar silencio.
- Instrucción judicial: Oportunidad para ofrecer tu versión temprana, pero con el riesgo de que la investigación aún no esté completa.
- Fase intermedia: Momento para reconsiderar la estrategia inicial a la luz de las diligencias practicadas.
- Juicio oral: La ventaja de conocer todas las pruebas antes de declarar, pero también la última oportunidad para hacerlo.
Como abogado especializado en situaciones donde es crucial decidir entre declarar o guardar silencio, considero que cada momento procesal requiere una evaluación específica de los riesgos y beneficios de romper el silencio.
La declaración como investigado vs. la declaración como testigo: diferencias cruciales
Un aspecto frecuentemente confuso para quienes se enfrentan al sistema judicial es la diferencia entre declarar como investigado y hacerlo como testigo. Esta distinción es fundamental para entender cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio.
Cuando declaras como investigado (anteriormente imputado):
- Tienes derecho a guardar silencio total o parcialmente
- No estás obligado a decir la verdad (aunque mentir puede tener consecuencias estratégicas negativas)
- Puedes consultar con tu abogado antes de responder
- No prestas juramento o promesa de decir verdad
En contraste, cuando declaras como testigo:
- Estás obligado a declarar (salvo excepciones como el parentesco)
- Debes decir la verdad bajo apercibimiento de incurrir en un delito de falso testimonio (art. 458 CP)
- No puedes consultar con un abogado durante tu declaración
- Prestas juramento o promesa de decir verdad
Aquí viene lo que nadie te cuenta: el cambio de estatus de testigo a investigado durante una declaración es una situación delicada que requiere especial atención. Si durante tu declaración como testigo surgen indicios de criminalidad contra ti, el artículo 118 LECrim obliga al juez a informarte de tus derechos como investigado y permitirte ejercerlos, incluyendo el derecho a guardar silencio.
La trampa de la «conversación informal» con las autoridades
Un escenario particularmente peligroso es el de las aparentes conversaciones informales con agentes de la autoridad. Estas interacciones, que pueden parecer inocuas, a menudo buscan obtener información sin las garantías procesales correspondientes.
Es fundamental recordar que cualquier manifestación realizada ante la policía puede ser utilizada posteriormente, aunque no se haya formalizado como una declaración. Los agentes pueden comparecer como testigos en el juicio y relatar lo que les manifestaste «espontáneamente».
La jurisprudencia del Tribunal Supremo ha establecido que estas manifestaciones espontáneas pueden tener valor probatorio si se realizan con respeto a los derechos fundamentales y son ratificadas en el juicio por los agentes que las presenciaron.
El silencio estratégico: cuándo callar puede ser tu mejor defensa
Contrariamente a la creencia popular, guardar silencio no es simplemente «no hacer nada». El silencio estratégico es una decisión activa y meditada que forma parte integral de una estrategia defensiva.
Existen situaciones específicas donde el silencio puede ser particularmente beneficioso:
- Cuando la acusación tiene la carga de la prueba pero carece de evidencias sólidas. En estos casos, declarar puede proporcionar inadvertidamente información que fortalezca una acusación inicialmente débil.
- Cuando existe riesgo de autoincriminación. Aunque tengas la certeza de tu inocencia respecto al delito principal, tu declaración podría revelar la comisión de otros ilícitos relacionados.
- Cuando la estrategia defensiva se basa en cuestiones técnicas o procedimentales. Si tu defensa se centra en la ilicitud de las pruebas o en defectos procesales, tu declaración sobre el fondo podría diluir estos argumentos.
- Cuando no tienes acceso completo al expediente. Declarar sin conocer todas las pruebas existentes es como caminar a ciegas por un campo minado.
Desde mi experiencia en casos donde ha sido crucial determinar cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio, he comprobado que el silencio bien gestionado puede ser más elocuente que mil palabras mal elegidas.
Cómo ejercer el derecho al silencio sin generar prejuicios
Aunque legalmente el silencio no puede interpretarse en tu contra, la realidad es que su ejercicio requiere cierta habilidad para evitar generar impresiones negativas:
- Mantén una actitud respetuosa pero firme
- Evita gestos o expresiones que puedan interpretarse como desafiantes o culpables
- Permite que tu abogado explique, si es necesario, que tu silencio es el ejercicio de un derecho constitucional
- Considera la posibilidad de hacer una breve declaración inicial explicando que, por consejo legal, ejercerás tu derecho a no declarar
El silencio no es ausencia de defensa, sino una modalidad de la misma que debe complementarse con una estrategia legal activa en otros frentes.
La declaración efectiva: cuándo y cómo romper el silencio
Si después de un análisis cuidadoso determinas que conviene declarar en lugar de guardar silencio, es fundamental hacerlo de manera efectiva. Una declaración mal planificada puede ser peor que el silencio.
Para que tu declaración sea verdaderamente efectiva, considera estos aspectos:
Preparación exhaustiva
Una declaración no se improvisa. Requiere:
- Conocimiento detallado del expediente
- Anticipación de posibles preguntas comprometedoras
- Ensayo de respuestas a cuestiones clave
- Familiarización con la cronología y detalles relevantes
La preparación no implica fabricar una versión falsa, sino estructurar coherentemente la verdad para que sea comprensible y creíble.
Coherencia narrativa
Tu declaración debe ofrecer una narrativa coherente que:
- Explique los hechos de manera lógica y secuencial
- Aborde proactivamente las aparentes contradicciones
- Contextualice adecuadamente las evidencias incriminatorias
- Se mantenga consistente con tus declaraciones previas
¿Quieres saber por qué esto es tan importante? Porque la coherencia narrativa es uno de los principales criterios que utilizan jueces y tribunales para evaluar la credibilidad de una declaración.
Autenticidad emocional
Aunque la preparación es esencial, tu declaración debe mantener la autenticidad emocional. Los tribunales están habituados a detectar testimonios artificiales o excesivamente ensayados.
La autenticidad no significa descontrol emocional, sino permitir que tus emociones genuinas se manifiesten de manera apropiada al contexto. La indignación ante una acusación falsa, la confusión ante un malentendido o el arrepentimiento sincero son respuestas emocionales que pueden reforzar la credibilidad de tu testimonio.
Situaciones especiales: colaboración con la justicia y conformidades
Existen escenarios particulares donde la decisión sobre cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio adquiere matices específicos.
La colaboración con la justicia
En determinados delitos, especialmente aquellos relacionados con criminalidad organizada, terrorismo o tráfico de drogas, la colaboración activa con la justicia puede conllevar importantes beneficios penológicos.
El artículo 376 del Código Penal, por ejemplo, prevé una reducción de pena para quienes colaboren activamente en delitos contra la salud pública, «abandonando voluntariamente sus actividades delictivas y presentándose a las autoridades confesando los hechos en que hubiera participado».
Sin embargo, esta decisión debe tomarse con extrema cautela y siempre bajo asesoramiento legal especializado, pues implica renunciar al derecho a no autoincriminarse a cambio de beneficios que deben evaluarse cuidadosamente.
Las conformidades penales
La conformidad, regulada en los artículos 655 y 787 LECrim, representa una renuncia al derecho a guardar silencio en favor de una admisión negociada de los hechos a cambio de beneficios penológicos.
Esta opción puede ser ventajosa cuando:
- Las pruebas de cargo son sólidas y la condena parece inevitable
- La reducción de pena ofrecida es significativa
- Existen circunstancias personales que hacen especialmente gravosa la continuación del procedimiento
- Se pueden negociar condiciones favorables para la suspensión o sustitución de la pena
Como abogado penalista experto en situaciones donde es crucial decidir entre declarar o guardar silencio, suelo recomendar que las conformidades se consideren solo después de un análisis exhaustivo del caso y nunca como una solución precipitada motivada por el miedo o la incertidumbre.
El impacto de las nuevas tecnologías en la decisión de declarar o callar
El avance tecnológico ha transformado profundamente el contexto en el que debemos decidir cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio. La omnipresencia de dispositivos de grabación, la huella digital que dejamos en redes sociales y la sofisticación de las técnicas forenses digitales han creado un nuevo paradigma.
Declaraciones «invisibles»: redes sociales y comunicaciones electrónicas
Hoy en día, muchas personas «declaran» inadvertidamente a través de:
- Publicaciones en redes sociales
- Mensajes de WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería
- Correos electrónicos
- Búsquedas en internet
- Metadatos de fotografías y archivos
Estas «declaraciones digitales» pueden contradecir tu silencio formal ante las autoridades, socavando su efectividad estratégica. El Tribunal Supremo ha admitido reiteradamente como prueba válida los mensajes de WhatsApp y otras comunicaciones electrónicas cuando se obtienen con las debidas garantías.
Veamos por qué este detalle marca la diferencia: mientras ejerces tu derecho al silencio en sede judicial, tus comunicaciones digitales pueden estar «hablando» por ti, a veces de manera más perjudicial que una declaración controlada.
Grabaciones y vigilancia: cuando el silencio ya no es una opción
La proliferación de cámaras de seguridad, micrófonos en dispositivos y otras formas de registro audiovisual ha creado escenarios donde, aunque formalmente guardes silencio, tus acciones o palabras previas pueden estar ya documentadas.
En estos casos, la estrategia no puede centrarse en negar lo evidente, sino en contextualizar, explicar o matizar lo que ya está registrado. Un silencio absoluto frente a evidencias audiovisuales claras puede interpretarse como obstinación más que como ejercicio de un derecho.
La jurisprudencia ha establecido que las grabaciones realizadas en espacios públicos o por la parte contraria en una conversación son generalmente admisibles como prueba, limitando así la efectividad del silencio posterior.
Consideraciones éticas y prácticas: más allá de lo jurídico
La decisión sobre cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio no se limita a consideraciones estrictamente jurídicas. Existen dimensiones éticas y prácticas que también deben valorarse.
El valor de la verdad y la reconciliación
En determinados contextos, especialmente en delitos que han causado daño a otras personas, la declaración veraz puede tener un valor que trasciende la estrategia defensiva:
- Puede formar parte de un proceso de reparación moral
- Puede facilitar la reconciliación con las víctimas
- Puede contribuir a la paz interior del declarante
- Puede ser valorado positivamente en la individualización de la pena
El artículo 21.4 del Código Penal reconoce como circunstancia atenuante «la de haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las autoridades». Esta disposición refleja el valor que el ordenamiento jurídico otorga a la verdad voluntariamente manifestada.
Consecuencias prácticas más allá de la sentencia
Tu decisión de declarar o guardar silencio puede tener repercusiones que van más allá del resultado inmediato del procedimiento:
- Impacto en procedimientos civiles o administrativos paralelos o posteriores
- Consecuencias en el ámbito laboral o profesional
- Efectos en las relaciones familiares o sociales
- Repercusión mediática, especialmente en casos de interés público
Una estrategia integral debe considerar estas dimensiones, evaluando no solo lo que es jurídicamente óptimo en el corto plazo, sino también lo que resulta más beneficioso para tu vida en su conjunto.
Conclusión: el equilibrio entre hablar y callar
A lo largo de este extenso análisis sobre cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio, hemos visto que no existen respuestas universales ni fórmulas mágicas. Cada caso requiere un análisis individualizado que considere múltiples factores: jurídicos, estratégicos, éticos y personales.
El derecho a guardar silencio es una garantía fundamental de nuestro sistema jurídico, pero su ejercicio no debe ser automático ni irreflexivo. Del mismo modo, declarar no es necesariamente un error, siempre que se haga en el momento adecuado, con la preparación necesaria y como parte de una estrategia defensiva coherente.
La clave está en el equilibrio y en la toma de decisiones informadas. Como profesional del derecho penal, mi compromiso es proporcionarte no solo el conocimiento técnico necesario para entender tus opciones, sino también el acompañamiento personalizado para que puedas tomar la decisión que mejor se adapte a tu situación particular.
Recuerda que, en última instancia, tu voz —o tu silencio— son herramientas poderosas en la defensa de tus derechos. Utilizarlas sabiamente puede marcar la diferencia entre un resultado adverso y una resolución favorable.
Cómo podemos ayudarte en CódigoPenalEspaña
En CódigoPenalEspaña, bajo mi dirección como abogado especializado, ofrecemos asesoramiento integral en todas las fases del procedimiento penal, con especial atención a la crucial decisión sobre cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio.
Nuestro enfoque se basa en un análisis exhaustivo y personalizado de cada caso:
- Fase inicial: Te acompañamos desde el primer contacto con las autoridades, asesorándote sobre la conveniencia de declarar o guardar silencio en función de las circunstancias específicas de tu caso.
- Fase de instrucción: Analizamos minuciosamente el expediente para determinar la estrategia óptima en tu declaración ante el juez instructor, preparándote exhaustivamente si decidimos que conviene declarar.
- Fase intermedia: Reevaluamos continuamente la estrategia a la luz de las diligencias practicadas, adaptándola a la evolución del procedimiento.
- Juicio oral: Diseñamos una estrategia integral para tu intervención en el juicio, considerando tanto aspectos jurídicos como psicológicos para maximizar la efectividad de tu testimonio o de tu silencio.
Nuestro compromiso va más allá del asesoramiento técnico. Te proporcionamos el apoyo emocional y la claridad necesaria para afrontar con confianza cada fase del procedimiento, asegurando que tus derechos sean respetados y que cada decisión sobre declarar o callar responda a una estrategia defensiva sólida y personalizada.
Preguntas frecuentes sobre cuándo declarar y cuándo guardar silencio
¿Si guardo silencio en mi primera declaración, puedo cambiar de opinión y declarar más adelante?
Absolutamente. El derecho a guardar silencio no es irreversible. El artículo 400 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que el investigado «podrá declarar cuantas veces quiera, y el Juez le recibirá inmediatamente la declaración si tuviere relación con la causa». Esto significa que puedes inicialmente optar por el silencio y posteriormente, cuando dispongas de más información sobre el expediente o hayas definido mejor tu estrategia defensiva, solicitar declarar. Sin embargo, es importante considerar que un cambio radical de postura puede afectar a tu credibilidad, por lo que esta decisión debe formar parte de una estrategia defensiva bien meditada.
¿Puedo negarme a responder solo a ciertas preguntas durante mi declaración?
Sí, el derecho a guardar silencio puede ejercerse de forma parcial. El artículo 520.2.b) de la Ley de Enjuiciamiento Criminal reconoce expresamente el derecho «a no contestar alguna o algunas de las preguntas que le formulen». Esta opción de silencio selectivo puede ser estratégicamente muy valiosa, permitiéndote abordar aquellos aspectos que benefician a tu defensa mientras evitas temas potencialmente comprometedores. Es una de las modalidades más sofisticadas de ejercer tu derecho cuando debes decidir cuándo conviene declarar y cuándo es mejor guardar silencio, y requiere una preparación especialmente cuidadosa con tu abogado.
¿Si soy víctima de un delito, puedo negarme a declarar en algún momento del proceso?
Como víctima, tu situación respecto a la declaración es diferente a la del investigado. En principio, tienes la obligación de declarar como testigo. Sin embargo, existen excepciones importantes: si eres cónyuge o familiar directo del acusado (artículo 416 LECrim), puedes acogerte a la dispensa del deber de declarar. Además, la Ley 4/2015 del Estatuto de la Víctima del Delito ha reforzado tus derechos, permitiéndote estar acompañado durante las declaraciones y limitando las declaraciones reiteradas, especialmente en casos de delitos violentos o contra la libertad sexual. Como víctima, tu declaración es fundamental, pero debes conocer tus derechos para que el proceso no suponga una revictimización.
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