Cuándo se considera delito leve y cuándo delito grave

Cuándo se considera delito leve y cuándo delito grave

Enfrentarse al sistema penal puede ser una de las experiencias más abrumadoras de la vida. La incertidumbre sobre cuándo se considera delito leve y cuándo delito grave genera una ansiedad comprensible, ya sea que te encuentres bajo investigación o hayas sido víctima de un hecho delictivo. Como abogado especializado en derecho penal, he visto el alivio en los ojos de mis clientes cuando finalmente comprenden la diferencia entre ambas categorías y sus implicaciones reales.

Entiendo perfectamente tu preocupación. La línea que separa un delito leve de uno grave puede parecer difusa para quien no está familiarizado con el ordenamiento jurídico español. Te prometo que, tras leer este artículo, tendrás una comprensión clara de cómo se clasifican los delitos en nuestro sistema penal, qué consecuencias conlleva cada categoría y, lo más importante, qué estrategias legales pueden aplicarse en cada caso.

La clasificación de los delitos en el sistema penal español: leves y graves

Nuestro Código Penal establece una clasificación fundamental de los delitos que determina no solo la gravedad de las penas, sino también el procedimiento aplicable y los plazos de prescripción. La reforma del Código Penal de 2015 supuso un cambio significativo en esta materia, eliminando las faltas y estableciendo una nueva categorización.

Actualmente, según el artículo 13 del Código Penal, los delitos se clasifican en:

  • Delitos graves
  • Delitos menos graves
  • Delitos leves

Esta distinción no es meramente teórica, sino que tiene profundas implicaciones prácticas para cualquier persona involucrada en un procedimiento penal. La diferencia entre enfrentarse a un delito leve o a uno grave puede significar la diferencia entre una multa y varios años de prisión.

En mi experiencia como abogado penalista, he comprobado que muchos ciudadanos desconocen esta clasificación hasta que se ven inmersos en un procedimiento judicial, momento en el que la ansiedad y la confusión pueden dificultar la toma de decisiones adecuadas.

¿Cuándo se considera delito leve y cuándo delito grave según el Código Penal?

El criterio fundamental para determinar cuándo estamos ante un delito leve y cuándo ante uno grave es la pena que el Código Penal asigna a cada conducta tipificada. No se trata de una valoración subjetiva sobre la gravedad moral del hecho, sino de una clasificación objetiva basada en la sanción prevista por la ley.

Según el artículo 13 del Código Penal:

  • Delitos graves: Son aquellos castigados con pena grave. El artículo 33.2 CP considera graves las penas de prisión superiores a 5 años, inhabilitaciones absolutas y especiales por tiempo superior a 5 años, y otras sanciones de similar entidad.
  • Delitos menos graves: Son los castigados con pena menos grave, como prisión de 3 meses a 5 años, inhabilitaciones especiales hasta 5 años, multas proporcionales, etc. (art. 33.3 CP).
  • Delitos leves: Son aquellos castigados con penas leves, como privación del derecho a conducir vehículos de 3 meses a 1 año, multas de 1 a 3 meses, o localización permanente de 1 día a 3 meses (art. 33.4 CP).

¿Quieres saber por qué esto es tan importante? La clasificación determina no solo la gravedad de la sanción, sino también el tipo de procedimiento judicial que se seguirá, los plazos de prescripción e incluso las posibilidades de obtener la suspensión de la pena.

Ejemplos prácticos de delitos leves

Para entender mejor cuándo nos encontramos ante un delito leve, veamos algunos ejemplos concretos:

  • Hurto de bienes por valor inferior a 400 euros (art. 234.2 CP)
  • Amenazas leves (art. 171.7 CP)
  • Coacciones leves (art. 172.3 CP)
  • Injurias o vejaciones injustas de carácter leve (art. 173.4 CP)
  • Daños de escasa entidad (art. 263.1 párrafo 2º CP)

Estos delitos leves se caracterizan por afectar a bienes jurídicos de menor entidad o por producir un daño limitado. Sin embargo, no debemos subestimar su importancia, ya que siguen siendo conductas tipificadas como delito y pueden acarrear consecuencias significativas, especialmente en caso de reincidencia.

Ejemplos ilustrativos de delitos graves

Por otro lado, los delitos graves implican conductas que el legislador ha considerado especialmente reprochables, por lo que conllevan penas más severas:

  • Homicidio (art. 138 CP)
  • Agresiones sexuales (art. 178 y ss. CP)
  • Robos con violencia o intimidación (art. 242 CP)
  • Tráfico de drogas en cantidades de notoria importancia (art. 369 CP)
  • Delitos contra la Hacienda Pública por cuantías elevadas (art. 305 CP)

Aquí viene lo que nadie te cuenta: la diferencia entre un delito grave y uno leve no siempre es evidente a primera vista. Pequeños detalles fácticos pueden modificar la calificación jurídica, como la cuantía del perjuicio económico, el uso de violencia o intimidación, o la existencia de agravantes específicas.

Procedimientos judiciales según la gravedad del delito

Una de las consecuencias más relevantes de la distinción entre delitos leves y delitos graves es el tipo de procedimiento judicial que se aplicará. Esto afecta directamente a los plazos, garantías procesales y recursos disponibles.

Para los delitos leves, se aplica el procedimiento para el juicio sobre delitos leves, regulado en los artículos 962 a 977 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Este procedimiento se caracteriza por:

  • Mayor sencillez y celeridad
  • Celebración del juicio en un breve plazo
  • Posibilidad de celebrarse sin la presencia del Ministerio Fiscal en algunos casos
  • Sentencia dictada oralmente al finalizar el juicio, con posterior documentación escrita

En cambio, para los delitos graves, se sigue el procedimiento ordinario (para delitos con penas superiores a 9 años de prisión) o el procedimiento abreviado (para el resto), que implican:

  • Una fase de instrucción más compleja y detallada
  • Mayor intervención del Ministerio Fiscal
  • Mayores garantías procesales
  • Posibilidad de adoptar medidas cautelares más severas, como la prisión provisional
  • Juicio oral con mayores formalidades

Desde mi experiencia como abogado especializado en casos relacionados con la distinción entre delitos leves y graves, suelo recomendar que, incluso ante un delito aparentemente leve, se busque asesoramiento legal desde el primer momento. Un enfoque estratégico desde el inicio puede marcar una diferencia sustancial en el resultado final.

La prescripción: plazos diferentes según la gravedad del delito

Otro aspecto fundamental donde se refleja la diferencia entre cuándo estamos ante un delito leve y cuándo ante uno grave es el plazo de prescripción. La prescripción extingue la responsabilidad criminal por el transcurso del tiempo sin que el delito sea perseguido o la pena ejecutada.

Según el artículo 131 del Código Penal, los plazos de prescripción son:

  • Delitos leves: 1 año
  • Delitos menos graves con pena máxima inferior a 5 años: 5 años
  • Delitos menos graves con pena máxima igual o superior a 5 años: 10 años
  • Delitos graves: 15 años
  • Delitos de especial gravedad (penas de prisión superiores a 15 años): 20 años
  • Delitos de terrorismo, lesa humanidad, genocidio y otros especialmente graves: 30 años

Veamos por qué este detalle marca la diferencia: imaginemos un caso de amenazas leves (delito leve) ocurrido hace 14 meses sin que se haya presentado denuncia. Al haber transcurrido más de un año, el delito habría prescrito y no podría perseguirse. En cambio, un delito de lesiones graves podría ser perseguido hasta 5 o 10 años después de su comisión, dependiendo de la pena concreta.

La interrupción de la prescripción

Es importante señalar que la prescripción puede interrumpirse cuando el procedimiento se dirige contra el presunto responsable. Según el artículo 132.2 CP, la presentación de una denuncia o querella, o cualquier actuación judicial encaminada a la investigación de los hechos, interrumpe el cómputo del plazo de prescripción.

Sin embargo, si el procedimiento se paraliza o se dirige contra persona indeterminada, el plazo de prescripción continúa corriendo. Este es un aspecto técnico pero crucial que puede determinar si un delito puede ser perseguido o no.

¿Estás implicado en un procedimiento por un delito? Claves para distinguir entre leve y grave

Si te encuentras involucrado en un procedimiento penal, ya sea como investigado o como víctima, es fundamental que comprendas si estás ante un delito leve o un delito grave. Estas son algunas claves que pueden ayudarte a identificarlo:

  1. Citación judicial: El tipo de citación que recibas puede darte pistas. Si eres citado para un «juicio por delito leve», obviamente estamos ante esta categoría. Si la citación menciona «diligencias previas» o «sumario», probablemente se trate de un delito más grave.
  2. Intervención de abogado: En los delitos leves, la asistencia letrada no siempre es preceptiva (aunque sí recomendable). En delitos graves, es obligatoria.
  3. Medidas cautelares: Si se han adoptado medidas como la prisión provisional, detención o prohibiciones de aproximación, es probable que estemos ante un delito grave o menos grave.
  4. Pena solicitada: Si tienes acceso al escrito de acusación, la pena solicitada te indicará claramente la gravedad del delito según los criterios del artículo 33 CP.

Cuando una persona llega al despacho tras haber sido denunciada por un hecho que podría constituir delito, lo primero que explicamos es la diferencia entre delitos leves y graves, y cómo esta clasificación afectará a todo el procedimiento y a las posibles consecuencias.

Consecuencias prácticas de la distinción entre delitos leves y graves

Más allá de la pena y el procedimiento, la clasificación de un hecho como delito leve o grave tiene otras implicaciones prácticas:

  • Antecedentes penales: Aunque todos los delitos generan antecedentes penales, los derivados de delitos leves se cancelan más rápidamente (6 meses desde el cumplimiento de la pena, según el art. 136.1 CP).
  • Suspensión de la pena: Las penas de prisión impuestas por delitos leves y menos graves (hasta 2 años) pueden ser suspendidas más fácilmente si se cumplen ciertos requisitos (art. 80 CP).
  • Posibilidad de conformidad: En delitos menos graves y leves, la conformidad del acusado puede suponer una reducción significativa de la pena.
  • Recursos: Las sentencias por delitos leves tienen un régimen de recursos más limitado.

Criterios para determinar cuándo un delito pasa de leve a grave

Existen diversos factores que pueden transformar un delito inicialmente leve en uno más grave. Conocer estos elementos es crucial para entender cuándo se considera delito leve y cuándo delito grave en situaciones aparentemente similares.

La reincidencia como agravante

La reincidencia es una circunstancia agravante que puede elevar la categoría del delito. Según el artículo 22.8 CP, existe reincidencia cuando el culpable ha sido condenado ejecutoriamente por un delito comprendido en el mismo título del Código Penal, siempre que sea de la misma naturaleza.

Por ejemplo, un hurto simple (delito leve si el valor de lo sustraído no excede de 400 euros) puede convertirse en un delito menos grave si el autor es reincidente, aplicándose entonces el tipo básico del artículo 234.1 CP en lugar del tipo atenuado del 234.2 CP.

Circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal

Además de la reincidencia, existen otras circunstancias que pueden modificar la gravedad del delito:

  • Agravantes genéricas (art. 22 CP): alevosía, abuso de superioridad, disfraz, aprovechamiento de circunstancias de lugar o tiempo, precio/recompensa, discriminación, etc.
  • Agravantes específicas para cada delito: por ejemplo, en el hurto, la utilización de menores, la pertenencia a organización criminal, etc.
  • Atenuantes (art. 21 CP): aunque no suelen reducir la categoría del delito, sí afectan a la pena concreta.

Aquí viene lo que nadie te cuenta: en muchos casos, la línea entre delito leve y grave puede depender de pequeños matices fácticos que deben ser adecuadamente alegados y probados durante el procedimiento. Por eso, una defensa técnica especializada o una acusación bien fundamentada resultan determinantes.

La reforma de 2015: la transformación de las faltas en delitos leves

Para comprender plenamente el sistema actual de clasificación entre delitos leves y graves, es necesario conocer la importante reforma que supuso la Ley Orgánica 1/2015, que entró en vigor el 1 de julio de 2015.

Antes de esta reforma, el Código Penal distinguía entre:

  • Delitos graves
  • Delitos menos graves
  • Faltas

La reforma eliminó la categoría de «faltas» y creó la nueva categoría de «delitos leves». Sin embargo, no se trató de un simple cambio terminológico, sino que supuso una reconfiguración del sistema penal con importantes consecuencias prácticas:

  1. Algunas antiguas faltas se despenalizaron completamente, pasando al ámbito administrativo o civil.
  2. Otras se convirtieron en delitos leves, manteniendo una tipificación similar pero con consecuencias más graves, como la generación de antecedentes penales.
  3. Se modificaron los procedimientos aplicables, aunque manteniendo cierta similitud con el antiguo juicio de faltas.

Como abogado especializado en delitos relacionados con la distinción entre infracciones leves y graves, considero que esta reforma tuvo aspectos positivos, como la descongestión de los juzgados en ciertos asuntos menores, pero también aspectos cuestionables, como el endurecimiento de las consecuencias para conductas de escasa entidad que antes eran faltas.

Impacto de la reforma en la práctica judicial

La transformación de las faltas en delitos leves ha tenido un impacto significativo en la práctica judicial:

  • Mayor complejidad procesal en asuntos que antes se tramitaban con mayor sencillez
  • Incremento de la importancia de la asistencia letrada en procedimientos por hechos de escasa gravedad
  • Necesidad de mayor atención a los antecedentes penales, que ahora se generan por conductas que antes no los producían
  • Cambios en las estrategias de negociación y conformidad

Delitos leves vs. delitos graves: diferencias en las consecuencias penales

Comprender cuándo estamos ante un delito leve y cuándo ante uno grave es fundamental para anticipar las posibles consecuencias penales. Veamos una comparativa detallada:

Penas aplicables a delitos leves

Según el artículo 33.4 CP, son penas leves:

  • La privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores de tres meses a un año
  • La privación del derecho a la tenencia y porte de armas de tres meses a un año
  • La inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales de tres meses a un año
  • La privación del derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos por tiempo inferior a seis meses
  • La prohibición de aproximarse a la víctima o a aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal por tiempo de un mes a menos de seis meses
  • La prohibición de comunicarse con la víctima o con aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal por tiempo de un mes a menos de seis meses
  • La multa de hasta tres meses
  • La localización permanente de un día a tres meses
  • Los trabajos en beneficio de la comunidad de uno a treinta días

Penas aplicables a delitos graves

Por su parte, el artículo 33.2 CP establece como penas graves:

  • La prisión permanente revisable
  • La prisión superior a cinco años
  • La inhabilitación absoluta
  • Las inhabilitaciones especiales por tiempo superior a cinco años
  • La suspensión de empleo o cargo público por tiempo superior a cinco años
  • La privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a ocho años
  • La privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo superior a ocho años
  • La privación del derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos por tiempo superior a cinco años
  • La prohibición de aproximarse a la víctima o a aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal por tiempo superior a cinco años
  • La prohibición de comunicarse con la víctima o con aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez o tribunal por tiempo superior a cinco años
  • La privación de la patria potestad

Como puede observarse, la diferencia en la intensidad de las penas es sustancial. Mientras que los delitos leves conllevan sanciones relativamente moderadas, los delitos graves pueden suponer largas penas de prisión y restricciones severas de derechos durante períodos prolongados.

¿Te acusan de un delito? Claves legales para saber si es leve o grave

Si has recibido una citación judicial o una notificación relacionada con un procedimiento penal en tu contra, determinar si te enfrentas a un delito leve o a uno grave debe ser tu primera prioridad. Estas son las claves para identificarlo:

  1. Examina la calificación jurídica: En la citación o en el auto de incoación suele mencionarse el artículo del Código Penal que se considera infringido. Consultando ese artículo y la pena que establece, podrás determinar la gravedad del delito según los criterios del artículo 13 CP.
  2. Identifica el tipo de procedimiento: Si has sido citado a un «juicio por delito leve», estás ante esta categoría. Si se mencionan «diligencias previas», «procedimiento abreviado» o «sumario», probablemente se trate de un delito más grave.
  3. Consulta las posibles penas: Si tienes acceso al escrito de acusación, examina las penas solicitadas. Según su naturaleza y duración, podrás clasificar el delito conforme al artículo 33 CP.
  4. Valora las medidas cautelares: Si se han adoptado medidas como la prisión provisional o prohibiciones de aproximación, es probable que estemos ante un delito grave o menos grave.

¿Quieres saber por qué esto es tan importante? La estrategia de defensa varía significativamente según la gravedad del delito. En los delitos leves, puede ser viable buscar una conformidad o una solución alternativa como la mediación penal. En delitos graves, la estrategia suele ser más compleja y orientada a cuestionar los elementos del tipo penal o a buscar atenuantes.

Estrategias de defensa según la gravedad del delito

Las estrategias de defensa deben adaptarse a la gravedad del delito imputado:

  • Para delitos leves:
    • Valorar la posibilidad de conformidad si existe prueba sólida
    • Explorar vías de mediación penal o reparación del daño
    • Alegar la prescripción si ha transcurrido más de un año
    • Cuestionar la tipicidad de la conducta por su escasa entidad
  • Para delitos graves:
    • Análisis exhaustivo de las pruebas de cargo
    • Cuestionamiento de la calificación jurídica
    • Búsqueda de atenuantes o eximentes
    • Planteamiento de cuestiones previas o prejudiciales
    • Preparación minuciosa de la prueba de descargo

¿Has sido víctima de un delito? Cómo saber si es leve o grave y qué pasos dar

Si has sufrido un delito, comprender si se trata de un delito leve o grave te ayudará a anticipar el procedimiento y a preparar adecuadamente tu posición como perjudicado:

  1. Analiza la naturaleza de los hechos: Aunque no seas jurista, una primera aproximación puede darte pistas. Hechos que implican violencia física grave, uso de armas, cantidades económicas elevadas o daños importantes suelen constituir delitos graves.
  2. Consulta la respuesta policial: La actuación de las fuerzas de seguridad puede darte indicios. Si han realizado una investigación exhaustiva, han tomado múltiples declaraciones o han adoptado medidas urgentes de protección, probablemente estemos ante un delito de cierta entidad.
  3. Examina la citación judicial: Si ya has recibido alguna comunicación judicial, el tipo de procedimiento te indicará la gravedad (juicio por delito leve vs. procedimiento abreviado o sumario).
  4. Valora el tiempo transcurrido: Si los hechos ocurrieron hace más de un año y no has recibido ninguna notificación judicial, es posible que, si se trataba de un delito leve, haya prescrito.

Desde mi experiencia en casos relacionados con la distinción entre delitos leves y graves, recomiendo a las víctimas que, independientemente de la gravedad aparente del delito, recopilen y conserven todas las pruebas posibles (informes médicos, fotografías, mensajes, testigos, etc.) y busquen asesoramiento legal especializado lo antes posible.

Derechos de las víctimas según la gravedad del delito

El Estatuto de la Víctima del Delito (Ley 4/2015) reconoce una serie de derechos a todas las víctimas, pero algunos varían según la gravedad del delito:

  • En todos los delitos:
    • Derecho a la información
    • Derecho a la traducción e interpretación
    • Derecho a la protección
    • Derecho a evitar el contacto con el infractor
    • Derecho a la asistencia jurídica gratuita en ciertos casos
  • En delitos graves, se refuerzan especialmente:
    • Medidas de protección específicas
    • Evaluación individual para determinar necesidades especiales de protección
    • Mayor información sobre la situación procesal del investigado
    • Posibilidad de recurrir determinadas resoluciones aunque no se haya personado como acusación particular

La importancia de los agravantes y atenuantes en la clasificación de los delitos

Un aspecto crucial para determinar cuándo un delito se considera leve y cuándo grave es la aplicación de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal. Estas pueden alterar significativamente la calificación jurídica y, por tanto, las consecuencias penales.

Agravantes que pueden elevar la categoría del delito

Ciertas circunstancias agravantes pueden transformar un delito inicialmente leve en uno menos grave o grave:

  • Reincidencia (art. 22.8 CP): Haber sido condenado ejecutoriamente por un delito de la misma naturaleza.
  • Agravantes específicas de cada delito: Por ejemplo, en el hurto (art. 235 CP), cuando se sustraen cosas de valor artístico, histórico, cultural o científico, cuando se trata de bienes de primera necesidad, cuando se pone a la víctima en grave situación económica, etc.
  • Concurso de delitos: La comisión de varios delitos leves puede dar lugar a penas acumuladas que, en conjunto, superen los umbrales de los delitos menos graves.

Atenuantes que pueden reducir la gravedad

Por otro lado, existen circunstancias atenuantes que, si bien no suelen cambiar la categoría del delito, sí afectan significativamente a la pena concreta:

  • Reparación del daño (art. 21.5 CP): Haber procedido el culpable a reparar el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad a la celebración del juicio oral.
  • Confesión (art. 21.4 CP): Haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las autoridades.
  • Dilaciones indebidas (art. 21.6 CP): La dilación extraordinaria e indebida en la tramitación del procedimiento, siempre que no sea atribuible al propio inculpado.

Veamos por qué este detalle marca la diferencia: un hurto simple de un objeto valorado en 410 euros sería, en principio, un delito menos grave (art. 234.1 CP). Sin embargo, si el autor carece de antecedentes penales y repara íntegramente el daño, podría beneficiarse de atenuantes que reducirían significativamente la pena, aunque sin cambiar la categoría del delito.

Conclusión: La importancia de distinguir entre delitos leves y graves

A lo largo de este artículo, hemos analizado en profundidad cuándo se considera delito leve y cuándo delito grave en nuestro ordenamiento jurídico. Esta distinción, lejos de ser una mera cuestión teórica, tiene profundas implicaciones prácticas que afectan a todos los aspectos del procedimiento penal y a las consecuencias para los implicados.

Hemos visto que el criterio fundamental para esta clasificación es la pena asignada por el Código Penal, y cómo esta determina no solo la gravedad de la sanción, sino también el tipo de procedimiento, los plazos de prescripción, las posibilidades de suspensión de la pena y muchos otros aspectos relevantes.

También hemos analizado cómo circunstancias como la reincidencia o la concurrencia de agravantes específicos pueden transformar un delito inicialmente leve en uno más grave, y cómo la reforma de 2015 supuso un cambio significativo en nuestro sistema penal al eliminar las faltas y crear la categoría de delitos leves.

Si te encuentras involucrado en un procedimiento penal, ya sea como investigado o como víctima, comprender esta distinción es el primer paso para afrontar adecuadamente la situación y tomar decisiones informadas.

¿Cómo puede ayudarte CódigoPenalEspaña en tu caso?

En CódigoPenalEspaña, bajo mi dirección como abogado especializado en derecho penal, ofrecemos un asesoramiento integral para casos relacionados con todo tipo de delitos, tanto leves como graves. Nuestra experiencia nos permite:

  • Analizar detalladamente tu caso para determinar con precisión la calificación jurídica aplicable y sus consecuencias
  • Diseñar una estrategia personalizada, ya sea de defensa o de acusación, adaptada a las particularidades de cada situación
  • Acompañarte durante todo el procedimiento, desde la primera declaración hasta la sentencia o los posibles recursos
  • Negociar conformidades ventajosas cuando sea la mejor opción para el cliente
  • Preparar minuciosamente los juicios, con especial atención a la prueba y a los argumentos jurídicos

Tanto si te enfrentas a una acusación por un delito leve como si has sido víctima de un delito grave, contar con asesoramiento especializado desde el primer momento puede marcar la diferencia en el resultado final del procedimiento.

Preguntas frecuentes sobre delitos leves y graves

¿Puede un delito leve conllevar pena de prisión?

No, los delitos leves no pueden ser castigados con pena de prisión. Según el artículo 33.4 del Código Penal, las penas leves incluyen multas, localización permanente, trabajos en beneficio de la comunidad y diversas privaciones de derechos por períodos cortos, pero no contemplan la prisión. Esta es una de las diferencias fundamentales entre delitos leves y delitos graves o menos graves, que sí pueden conllevar penas privativas de libertad.

¿Cuánto tiempo tardan en cancelarse los antecedentes penales por un delito leve?

Los antecedentes penales por delitos leves se cancelan transcurridos seis meses desde el día en que se haya extinguido la pena, siempre que durante ese plazo no se haya vuelto a delinquir. Así lo establece el artículo 136.1 del Código Penal. Este plazo es significativamente más corto que el previsto para delitos graves, que puede llegar a 10 años en los casos más severos.

¿Qué ocurre si cometo varios delitos leves en un corto período de tiempo?

La comisión de varios delitos leves en un corto período puede tener consecuencias más graves de lo que podría parecer inicialmente. Por un lado, si los delitos guardan relación entre sí, podrían juzgarse conjuntamente aplicando las reglas del concurso de delitos (arts. 73-79 CP). Por otro lado, una vez condenado por un delito leve, la comisión de otro de la misma naturaleza podría dar lugar a la agravante de reincidencia (art. 22.8 CP), lo que incrementaría la pena. Además, la acumulación de condenas por delitos leves puede dificultar la obtención de beneficios como la suspensión de la pena en futuros procedimientos.


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